Durante el siglo XIX, se produjo un notable crecimiento de la prensa escrita. Tanto en Europa como en los Estados Unidos aparecieron diarios de gran tirada, que tenían pecios accesibles. Estos diarios se caracterizaban porque buscaban entretener a sus lectores además de informarlos. Por eso mismo, además de las noticias, muchos diarios europeos también publicaban novelas por entregas llamados folletines. En cada publicación del periódico se transcribía un fragmento de la novela que continuaba al día siguiente.
Aunque eran mucho más complejos, los folletines por entregas retomaban muchos elementos del melodrama. Por ejemplo, presentaban personajes fuertemente estereotipados: héroes con un pasado terrible, malvados de suma perversidad o víctimas simpre inocentes. También ponían en juego emociones fuertes acompañadas con mucho suspenso, facilitado por el sistema de entregas. Cada vez que el héroe de la novela estaba a punto de sucumbir frente a algún peligro o de ser condenado injustamente, el lector se encontraba con la célebre frase: "continuará en el próximo número". Estos relatos apasionaban a los lectores y su éxito determinaba la cantidad de ejemplares que vendía un diario.
Con el suspenso , el diario se aseguraba la fidelidad del público, que esperaba ansiosamente conocer el desenlace de las historias. En términos generales, los folletines eran leídos por los sectores medios populares alafabetizados. Entre los lectores y el autor existía una relación muy estrecha. El público enviaba cartas a los autores exigiendo ciertos finales o pidiendo la resurrección de algún personaje simpático.
Novelas importantes de la literatura europea como El conde de Montecristo y Los tres mosqueteros , ambas de Alejanro Dumás, fueron en su origen folletines sumamente exitosos que luego se publicaron en libros. La mayoría de los grandes representantes de la novela del siglo XIX, como Honorè de Balzac o Charles Dickens, escribieron en folletines.
Folletines Argentinos
En nuestro país, los folletines tuvieron mucho éxito, sobre todo los del escritor Eduardo Gutierrez.
Al igual que los folletines europeos, las novelas de Gutiérrez jugaban con el suspenso y presentaban personajes muy esteotipados. Sin embargo, el folletín nacional también tenía algunos rasgos originales. Los protagonistas, por ejemplo, no eran personajes literarios sino que estaban inspirados en personas reales. Eduardo Gutiérrez tomaba historias de las crónicas policiales que se publicaban en los diarios y combianaba esos datos con otros de ficción. Por eso mismo, muchas de sus novelas tienen por protagonistas a malhechores y a prófugos de la justicia.
Entre las obras de Gutiérrez se destaca Juan Moreira, que fue publicada en el periódico La Patria Argentina durante 1879 y comienzos de 1880. Juan Moreira narra la historia de un gaucho perseguido injustamente por las autoridades. Tuvo tanto éxito que una compañía de espectáculos circenses, los hermanos Podestá, lo llevó a escena. Primero se trataba de una simple pantomima, pero luego se incluyeron diálogos. De esta manera, Juan Moreira se conviertió en el punto de partida del Teatro Nacional.
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