EL CONTROL REMOTO.
Cuando los fabricantes de aparatos receptores de televisión incorporaron el control remoto pensaban simplemente en la comodidad que tendría el usuario al no necesitar acercarse hasta el artefacto para accionar la perilla cada vez que quería modificar el volumen o cambiar de canal. No imaginaban que este avance técnico revolucionaría la recepción de los mensajes televisivos.
El sentido de las tandas publicitarias comenzaría a reformularse. Se vuelven más importantes las publicidades incluidas dentro del programa que aquellas que conforman la tanda. Pero, aún dentro de una misma tanda publicitaria, suelen venderse a un precio mayor los espacios "pegados" al programa: la primera publicidad apenas finaliza o la última antes de que recomience. Esto se debe a la costumbre del "zapping" instalada por el control remoto.
Esta tecnología también revolucionaría el tiempo de recepción de los mensajes televisivos.
Los receptores tenemos un tiempo de espera otrogado a cada medio para que el discurso nos cautive o interese. Se supone que, al leer un libro, un lector no deja de leer en la primera página. Lee al menos 30 o 50 antes de decidir descartarlo. Al mirar una película en el cine, por ejemplo, no solemos levantarnos en la primera escena. En general esperamos "que la película mejor" antes de retirarnos. Así, los tiempos de "espera" se hacen cada vez más vertiginosos: en la radio es menor que en una nota de diario, en la televisión es menor que en la radio.
Con el control remoto, la atención de los receptores disminuye. A veces basta un "golpe de vista" de escasoso segundos para cambiar el canal.
Otros avances tecnológicos de los aparatos televisivos y radiales como el apagado y el encendido automáticos, ayudan a los nuevos usos de este medio. Por ejemplo, mucha gente se ha acostubrado a dormirse o despertarse con él, sustituyendo los antiguos medios (leer antes de dormir, por ejemplo)
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