La consolidación del género
La plenitud de la ciencia ficción llegó en el siglo XX. En Estados Unidos, el género se renovó y tomó su nombre por primera vez. En 1926, Hugo Gernsback creó una revista dedicada exclusivamente a las historias de este tipo y acuño el término scientifiction para denominar a un género que comenzaba a diferenciarse de los demás con rasgos propios bien definidos. De allí en adelante, aparecieron varias revistas que tuvieron fanáticos lectores, y escritores que se dedicaron a complacer sus gustos. En la primera etapa, de menor calidad literaria, los relatos abundaron en experimentos y cientificos locos, por un lado, y en exageradas sagas de aventuras espaciales. Pero, en la década del ´40, los editores de las revistas exigieron mayor calidad en la escritura y la ciencia ficción, que había sido un género menor con unos pocos aficionados, se transformó en un género de amplia aceptación. Algunos escritores clásicos como Isaac Asimov y Theodore Sturgeon comenzaron a escribir en esta etapa.
En la década del ´50, el género ganó el respeto de la crítica con la obra de Ray Bradbury, que acercó estos relatos al gran público con temas como la preocupación por una sociedad tecnologizada en exceso, el racismo, la guerra nuclear y la censura. Su escritura, que se caracteriza por un estilo nostálgico y poético, lo diferencia de otros autores del género. En este período, la ciencia ficción fue más humanista, irónica y crítica; depositaba menos confianza en la tecnología y era menos utópica.
Cuando a mediados de la década del ´60 las revistas dejaron de circular, terminó de consolidarse el mercado editorial del género.
La ciencia ficción en la Argentina
Antes de que la ciencia ficción tuviera desarrollo en los Estados Unidos, autores argentinos como Eduardo Holmberg y Leopoldo Lugones habían incursionado en estas historias teniendo en cuenta los modelos europeos.
Luego, algunos de nuestros grandes escritores se interesaron en el género. Son referentes obligados al hablar de ciencia ficción argentina el cuento de Borges " Tlön, Uqbar, Orbis Tertius" y la novela de Bioy Casares La invención de Morel, que evoca La isla del Doctor Moreau de H. G. Wells.
Entre 195 3 y 1955, la revista Más Allá difundió en Buenos Aires los mejores textos de las revistas norteamericanas del momento. A partir de 1955, se comenzaron a publicar las primeras colecciones de Minotauro, editorial dedicada a la ciencia ficción que también publicaría una revista en los años ´60.
En 1979, apareció, editada por Marcial Souto, la revista El Péndulo, considerada por muchos la mejor por su contenido, presentación y diseño. Con algunas interrupciones se publicó hasta 1991.
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