LA FASE ALFABÉTICA
En la medida en que los signos ideográficos requerían mayor especificidad, se hizo necesario segmentar los signos. Los signos alfabéticos son unidades mínimas e indivisibles. Una letra no significa nada por sí misma, pero combinada con otros signos puede proyectarse hasta llegar a describir lo no visto, nombrar lo inabarcable, decir lo imaginado, describir sensaciones, pensamientos, actitudes y reflexiones.
La incorporación de la escritura alfabética se adjudica a los sumerios, entre los años 5000 y 4000 a.c, que habitaron en la Mesopotamia asiática.
Algunos consideraron a la escritura alfanumérica como la primera tecnología de la comunicación, porque el alfabeto no es un simple gráfico o visualizador de los sonidos del lenguaje hablado, sino que logra una posibilidad de abstracción aún no superada por otros códigos. Se trata de la primera abstracción del pensamiento.
La fase alfabética incluye además a los números y sus distintas denominaciones, por lo que debería llamarse más precisamente fase alfanumérica.
Los números han sido más fáciles de interpretar en algunos casos. Los mismos mayas, cuyos signos ideográficos nos resultarían incomprensibles sin la explicación de los arqueologos, tenían un sistema de numeración más comprensible a nuestros conocimientos:
* ** *** **** ____
1 2 3 4 5
La fijación de los sonidos en imágenes cambió la representación de la realidad.
Hay algunos signos muy difíciles de clasificar según las etapas de codificación, porque concentrarn en sí mismos todas las etapas. Por ejemplo, pensemos en el dinero.
1) Si lo tomamos como el objeto capaz de tener en sí un sentido, un valor recordatorio, podemos considerarlo un signo mnemónico, ya que poseer un billete o moneda recuerda la capacidad económica de su poseedor para adquirir cosas.
2) Las reglas para utilizar el dinero deben ser explicadas por tradición oral. Cuando una sociedad cambia la denominación o numeración de la moneda, llama la atención la resistencia de alguna gente mayor a nombrar al dinero con los nuevos códigos.
3) Cada billete o moneda tiene una referencia pictórica o icónica a héroes, gobernantes, hechos o monumentos históricos. Muchos otros representantes políticos han impreso su imagen, fotografía y o alusión a hechos históricos en los billetes. Aquí encontramos, entonces, la fase icónica.
4) Por otro lado, el alto grado de convención social que requiere el uso del dinero lo convierte en ideográfico. Si no creyéramos en esa convención social no intercambiaríamos bienes tangibles a cambio de un papelito. Lo hacemos porque sabemos que los otros miembros de la sociedad reconocerán ese papel un valor similar.
5) Sin la numeración el valor de los billetes sería imposible de ordenar. Por lo tanto, se trata de un signo alfanumércios.